Monday, January 29, 2007

La niña gigante y las mujeres reales.




La parafernalia desatada por el paso de la niña gigante por Santiago, cuya misión era atrapar un peligroso rinoceronte, no logra ocultar la profunda emoción que embargó a miles de chilenos a su paso. Santiaguinos de caras usualmente oscuras y endurecidas vieron con ojos brillantes de emoción el paso de una niña de madera que, tal vez, les recordó lo mas tierno de la niñez, cuando todos nosotros aún creíamos ingenuamente en la bondad del mundo...cuando cualquier niño era nuestro amigo y cualquier pedazo de madera, nuestro juguete...

¿Porqué se escogió la imagen de una niña? La respuesta parece obvia: esa niña representa la imagen perfecta de la ternura, de la inocencia ¡no de otra forma podría haberse capturado algo tan peligroso como un rinoceronte! Allí donde nosotros hubiésemos usado la violencia, la niña gigante usó la delicadeza...¡¡¡algo tan lejano de nuestra dura realidad productivista y competitiva!!! De hecho, el espectáculo mismo fue completamente gratuito y abierto a todo público.

Sin embargo, hoy en día, cuesta tanto encontrar imágenes de esa ternura en nuestras mujeres reales. Hoy, nuestras mujeres de las nuevas generaciones se precian de ser iguales a los hombres. Iguales en lo malo, en realidad, porque la competencia se ha planteado a la baja. El modelo a imitar no parecen ser los grandes lideres masculinos o aquellos ejemplos para toda la humanidad, aquellos hombres que tiraron pa arriba y dieron muestra no solo de coraje, sino de amplitud de corazón, de generosidad, de sacrificio, de amor a la familia, etc...o bien, los tantos hombres anónimos que fueron tremendamente responsables con su familia, padres amorosos y esposos fieles y dedicados...Hoy, el ejemplo a imitar parecen ser los malos hombres: el egoísta, el competitivo, el abusador.
En esas condiciones, si el hombre "tira", la mujer también "tira". Si el hombre es trabajólico, la mujer también es trabajólica; si el hombre es infiel, la mujer para no ser menos, también es infiel. Si el hombre es disipado, irresponsable, egoísta y competitivo, la mujer, para no quedar a la zaga pone sobre la mesa sus fichas: la misma apuesta y el doble.

Y es así como vemos en Santiago, con verdadero asombro, mujeres profesionales solteras -o casadas y solas, eso da para otro artículo-, de más de 30 años, sin hijos, que ya no tienen tiempo ni de almorzar: pasan ocho, diez, doce horas trabajando y trabajando...porque? Probablemente muchas de ellas no podrían responder esta pregunta. Responderla esencialmente, de verdad, digo yo, con la última respuesta. Cierto es que si pregunto ¿porque trabajas? ellas dirán: porque necesito el dinero, porque tengo determinados gastos, porque tengo un status que defender. Pero si les vuelvo a preguntar: y para qué tener tantos gastos o necesidad de estatus...la respuesta de seguro será algo así como: "para....". La mujer, que usualmente era la depositaria del sentido común, por sus habilidades afectivas, hoy es sólo una pieza más de la maquinaria. Dudoso avance en la situación de la mujer...

Como la vida, sin embargo, no sabe de condicionamientos culturales ni de pomadas ideológicas, la respuesta de la realidad no se hace esperar. Mujeres solas o con parejas meramente funcionales, sin tiempo para el amor y por lo mismo, pasto de sicólogos, dispuestas a relaciones de bajísima calidad ...Cientos, miles de mujeres. El amor, que encontraba un lugar privilegiado en el corazón de la mujer, en su generosidad innata, muere como una plantita sin tierra fértil... y así el mundo se va enfriando.

La verdad es que mujeres masculinizadas, que no tienen tiempo para amar ni para tener hijos, no constituyen ningún aporte en este mundo de la economía neoliberal en el que vivimos, resueltamente competitivo e inmisericorde, en el que hasta la Iglesia y otras venerables instituciones, en ocasiones, caen rendidas ante el poder de don Dinero. En esta época de imágenes, tal vez sea necesario recurrir a la niña gigante para que, una vez devuelto el rinoceronte a su hábitat natural, venga a rescatar la esencia de la mujer perdida...aquella que probablemente es la única que salvara al mundo del abismo al que se encamina.

4 comments:

Soledad De Giorgis said...

Excelente.
Yo, desde mi humilde lugar en el contexto de los suculentos ingresos para una chiquilla de mi edad, me dedico todos los días a perseguir bichos que puedan atentar contra mi buen dormir.

Te felicito, Rodrigo.

Anonymous said...

Rodrigo:

Creo que tienes una visión idealizada de la mujer del pasado. Probablemente sea porque tu madre pertenece a aquella generación que tuvo que soportar la carga de cumplir con las dos funciones: ser madre y ser profesional y ambas las llevó a cabo en forma satisfactoria, pero a costa de mucho desgaste.

Hoy en día, la mujer es dueña de su destino en mayor grado que en el pasado por las siguientes razones:
1) Trabaja, lo que la hace independiente de su marido liberándola de la triste dependencia económica que la obligaba a resignarse con lo que la vida le hubiese reservado (muchas tuvieron que tolerar un marido violento, vicioso o simplemente aburrido y se vieron impedidas de mejorar su situación mediante su propio esfuerzo, ya que no les estaba permitido).
2) Ha logrado marginarse de la tiranía de la natureza que la tenía permanentemente inhabilitada para la vida civil a través de los embarazos, con el consiguiente desgaste para su salud y su desarrollo como persona, que la limitaban a la crianza de una numerosa progenie y a las labores domésticas, insuficientes para su capacidad intelectual.
3) Tiene su vida propia, el marido ha dejado de ser su conexión con el mundo exterior, lo que ha traído como consecuencia una mayor amplitud de expectativas que favorecen su mayor desarrollo integral
4) En vista de todo lo anterior, el matrimonio ha dejado de ser la aspiración máxima de su vida, siendo necesario postergarlo (o al menos postergar la molesta natalidad) a fin de lograr el desarrollo de sus otros talentos.

Aguarda tus comentarios,

El Corazón de Diamante

Rodrigo said...

HOla corazon de diamante. Agradezco tu contundente aporte, aunque veo que piensas exactamente lo contrario a mi. Pero vale el intercambio de ideas. Dame un tiempo para pensar cómo te respondo.

Rodrigo said...

Respuesta a corazon de diamante. Espero no decepcionarte, pero despues de pensar creo que la respuesta es esta: simplemente opino que cuando hablas de "postergar esa molesta maternidad", no me lo estas diciendo a mi ni a nadie. Se lo estas diciendo a un niño o niña concreto, aquel que podría ser tu hijo o hija y que podría ser muy feliz contigo como madre (asumo que eres mujer) y que, eventualmente, en una de esas, también podrìa hacerte profundamenta feliz a tí.
Ese niño o niña, que hasta podría tener tus ojos, tu color de piel y tu pelo, espera la oportunidad de vivir, pero tu se la niegas en base a consignas que tienen mucho de ideología y muy poco de corazon. Te lo planteo de esta manera porque temo que si te respondo en términos argumentativos, este tema se convierta en una especie de enfrentamiento dialéctico, extremadamente racional y por tanto estéril. Mi tema es un tema de afectos y sentimientos. Es acerca de la soledad del hombre moderno (hombre y mujer modernos, ya). Todos "muy ocupados" tratando de llevar a cabo sus proyectos.

Eso.Espero haber apuntado a la grieta que hay en tu corazon y te agradezco nuevamente el comentario.