De acuerdo a reportes de la prensa -la verdadera prensa, esa que investiga hasta el final: http://ciperchile.cl/2010/12/01/habla-primer-investigador-eclesiastico-de-karadima-%E2%80%9Cel-caso-me-daba-asco%E2%80%9D/- nuestro actual Cardenal sabía del asunto Karadima desde al menos 2004. Tuvo certeza de los abusos de Karadima desde 2006. Y minimizó el tamaño del problema, al punto que ese año le solicita a Karadima la renuncia a su parroquia, pero no por las denuncias, sino "por su avanzada edad, para que se cuidara" y aprovecha de notificarle que se ha enterado de algunas acusaciones "sin fundamento" en su contra....
Después de años de escuchar relamidas palabras acerca de la divina providencia, la fe, la verdad, la esperanza y un cuanto hay de un manido vocabulario repleto de manipulación -cuantas veces se repite la palabra "alegría" en la boca de estos personajes-, uno se termina preguntando si no tendrán razón los evangélicos y otros grupos religiosos que ven en la Iglesia católica a la prostituta del Apocalipsis...
Porque una cosa es, tristemente, muy clara: años de formación, ministerio, oración -todo, se supone, en compañía del "Espíritu Santo"-, sacramentos por millones y otras técnicas e instrumentos otorgados por esta creencia, no lograron que los pedófilos que entraron en sus filas dejaran de ser pedófilos, ni tampoco que los abusadores, manipuladores -que parece no son tan pocos en esta iglesia, como lo dejó en claro el caso Legionarios de Cristo- y tiburones como Karadima, dejaran de ser tales...esa misma iglesia, que era tan digna hace apenas veinte años atrás...
Y eso que aún no nos preguntamos por los obispos y sacerdotes formados por Karadima -¿que tendrá en la cabeza esa gente, por Dios?- ni los muchos sacerdotes y obispos que vieron lo que pasaba en la parroquia de El Bosque, que siempre lo supieron y que callaron...y que ahora están en otros importantes puestos de la iglesia.
Porque no me digan ahora que nadie más dentro de ese bodegón nauseabundo sabía nada de lo que pasó en esa parroquia.
Debo confesar, en todo caso, que lo que más me preocupa no es lo relativo a los sacerdotes. Es Dios. Si Dios existe, y es bueno ¿cómo pudo permitir que esas víctimas de Karadima no fueran protegidas por nadie, cuando estaban más vulnerables y respecto de lo que supone es lo más valioso: su confianza, su espiritualidad?; ¿y que hasta hoy, esas hayan sido abandonadas por toda esa Iglesia que los abusó prevaliéndose, precisamente, de la promesa de amor y esperanza que la justifica?...¿donde quedan las palabras del buen pastor? ¿ese que deja a las 99 para ir a buscar la que se perdió?
O bien, Dios no existe, y esto ha sido una hábil manipulación de un grupo de gente que ha aprendido a vivir gratis, durante centurias, de la confianza y estupidez de los demás...
Créanme que el caso Karadima da para pensar cualquier cosa...
